sábado, noviembre 24, 2012

Sociedades y Suciedades: La Mosca de Tamborini

sábado, 17 de noviembre de 2012

Cuarenta años del Paraguas de Rucci.


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Y un buen día, llegó. Volvió, y no en un avión negro. Lo pudimos ver, era él. José Ignacio Rucci lo llevaba en la mano izquierda, triunfal. Era el Paraguas.

En rigor, no sabemos si volvió, estuvo oculto o, simplemente, ese día resolvió aparecer a la vista de todos.

Pero fue motivo de regocijo y asombro. "Ahí está", dijeron muchos. "Al final, le dio el cuero", reflexionó Lanusse, apesadumbrado. El Paraguas logró concitar el entusiasmo y encolumnó verticalmente al Movimiento que lo reconocía como líder único.

Muchos jóvenes se ilusionaron con el Paraguas, convencidos de él como eje de una revolución naciente, un impulso profundamente renovador que cubriría a todos, paternalmente, bajo su escudo textil contra las inclemencias.

"¿A qué viniste?", preguntó un periodista a una joven que quiso permanecer en el anonimato, dando únicamente su nombre y la inicial de su apellido, Norma K. "Sé que tenía que verlo", respondió Norma K, entre llantos y con la voz entrecortada, "sé que con este Paraguas nace una nueva Argentina". La emoción le impidió seguir.

Algunos especulaban sobre la orientación del Paraguas de Rucci, ¿era de derecha, de centro o de izquierda? ¿Era conservador, revolucionario, un moderado, un girondino o un bonapartista? Rucci, feliz portador de la maravilla llena de promesas para el porvenir, insistió una y otra vez en que el Paraguas era de todos y para todos.

Hubo quienes se asomaron para aparecer en la fotografía, como podemos ver. Algunos sonrieron, otros saludaron a sus tías y amigos frente a las cámaras. Poco y nada sabemos sobre ellos, sus nombres han pasado al olvido.

Sólo un puñado sabe el paradero de este Paraguas que tanta lealtad supo despertar. Cada 17 de noviembre, ese grupo iniciático se reúne en un punto sólo por ellos conocido para rendirle culto, hincándose ante él, aguardando su señal, esperando su operativo retorno.



Hugo Moyano no es Lech Wałęsa.


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El enfrentamiento de Hugo Moyano con el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner ha provocado, inesperadamente, el cambio de posiciones. Quien otrora fue uno de los pilares del kirchnerismo ha pasado a la oposición, pero esto no debe interpretarse como un cambio de su filosofía política, sino una mera jugada en la pugna por el poder. El sindicalismo argentino, tal como existe desde 1945 a la fecha, es el resultado de una construcción desde y para el poder del peronismo. Las antiguas corrientes gremiales previas al golpe de Estado de 1943, en las que había socialistas, sindicalistas revolucionarios, anarquistas y comunistas, fueron barridas de la escena por la fuerza en aquellos años.

Hugo Moyano no es Lech Wałęsa, el legendario electricista de los astilleros Lenin en Gdańsk, Polonia, en el decenio de los ochenta. No pretende emular a aquel partidario de la libertad y la democracia contra el totalitarismo, sino que fue uno de los personajes centrales del kirchnerismo y que, por no contar con las suficientes bancas en el Congreso, fue pasando lentamente a esta posición crítica. Una oposición meramente coyuntural, de números y porcentajes, no al fondo de la cuestión. Nadie debería sorprenderse por un posible abrazo fraterno con otros mandatarios peronistas en un futuro más o menos próximo, porque así funciona la lógica del poderoso movimiento populista.

Resulta, entonces, imprescindible no ilusionarse con los comentarios que puedan hacer antiguos funcionarios caídos en desgracia, o los eufemismos de Daniel Scioli: son parte de lo mismo, del mismo problema, con diferentes rostros.

Debe retomar fuerza la necesidad de la libertad sindical, abandonando la imposición de una sola central que aglutine a todos los gremios. Que los obreros puedan o no asociarse, y que los sindicatos se organicen de modo democrático y transparente.

Ricardo López Göttig.
46 años, argentino y español, casado.
Profesor y Doctor en Historia (UB y Universidad Karlova de Praga, respectivamente), novelista.
Profesor en la Universidad ORT Uruguay.
Miembro del Consejo Académico de CADAL.
Autor de "La república de los sofistas" y "Los fundadores de la República".
Twitter: @lopezgottig


ENLACES/FUENTES:
http://lamoscadetamborini.blogspot.com.ar/2012/11/cuarenta-anos-del-paraguas-de-rucci.html
http://ideaspoliticasrlg.blogspot.com.ar/2012/06/hugo-moyano-no-es-lech-waesa.html
http://lopezgottig.blogspot.com.ar/

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