
La página web del columnista de Roberto Cachanosky, especializada en temas de economía, fue hackeada por tercera vez, poco después de que su autor publicara una columna crítica de la ley de reforma de mercado de capitales que impusó el kirchnerismo y que fue aprobada la semana pasada.
La columna, titulada ¿Compraría usted acciones de empresas manejadas por La Cámpora?, fue publicada el sábado por la noche. El columnista relató a LA NACION: “Estaba en casa y quise poner online mi nota de inicio de semana. La publiqué, pasó una hora y me di cuenta de que no podía acceder al sitio. Me comuniqué con los técnicos y me dijeron que la habían hackeado, que habían roto todo la home page “, contó.
Consultado sobre los posibles responsables, Cachanosky asegura: “Es obvio, no lo puedo demostrar, pero es obvio, me hackearon a la hora de poner una nota donde explico que van a destruir lo poco que queda del mercado de capitales. Y cuyo párrafo final es que si quieren destruir la economía, lo van a lograr. Eso a los tipos los saca”, asevera.
“Los tipos reaccionan en forma inmediata, están pagados para eso”, remarca. Y agrega: “Por suerte tenemos back-up y la página va a estar online en las próximas horas”
El de ayer no es el primer episodio de violación informática que sufre el economista. Lo mismo le ocurrió hace aproximadamente un año, y hace poco más de un mes, en circunstancias similares. “Me tomaron de punto”, asegura. Y cuenta que está creando una nueva página con códigos más seguros.
Días antes de la irrupción en su sistema, el autor ya había recibido advertencias, vía Twitter: “La amenaza era algo así como ‘sos el Enrique Pinti de la economía, ya vas a ver’”, relata.
El futuro de la república en manos de la Corte
Antes de comenzar con el tema de esta semana, siento la necesidad de rendir homenaje a los jueces de la Cámara que, habiendo sido brutalmente presionados, tuvieron la valentía de emitir su fallo de acuerdo a derecho y a su conciencia. Seguramente no les va a resultar fácil de ahora en más. Tendrán persecuciones, descalificaciones, diatribas y demás agresiones, pero tienen la conciencia tranquila y le dieron a la república una bocanada de aire fresco que hacía mucha falta. Y no rindo este homenaje porque el grupo Clarín aparezca como el beneficiado, en todo caso, cuando hicieron la fusión de Multicanal y Cablevisión, a los que teníamos programas en P&E nos limpiaron sin piedad cuando el grupo estaba en sociedad con el kircherismo. Rindo mi homenaje porque los jueces de la Cámara no defendieron a Clarín con su fallo, defendieron el estado de derecho, poniéndole un límite a los comportamientos autoritarios. Tal vez, de ahora en más, muchos jueces comiencen a quitarse el miedo y la Justicia se convierta en la barrera a los atropellos a la república y quede algo por salvar de la misma de esta masiva destrucción que está haciendo el kirchnerismo.
Era obvio que ante un fallo ajustado a derecho, los Abal Medina, Alak, Sabbatella y demás serviles del poder iban a salir a agredir, descalificar y denunciar a la justicia. Y era obvio porque ellos no creen en la democracia republicana como forma de organización política. Ellos consideran que tienen que tener el poder absoluto. Sin límites de ninguna característica. Por eso constantemente recurren a la cantinela del 54% (que tampoco lo fue) o a la estupidez de argumentar que si a uno no le gusta cómo gobierna Cristina Fernández, hay que armar un partido y ganar las elecciones. ¿Cuál es el mensaje que envían con ese argumento? Que para ellos el que tiene una mayoría relativa y transitoria tiene derecho a transformarse en monarca. Que la ley son ellos y cualquiera que pretenda hacer imperar el estado de derecho es un golpista, destituyente y demás adjetivos. De hecho lo dijeron la semana pasada Kunkel y algún senador k, al afirmar que la Corte estaba dando un golpe institucional y hablaron de partido judicial.
Hasta los economistas sabemos que una ley, por más que haya tenido el voto del Congreso, puede ser declara inconstitucional por el poder Judicial que es el que, en definitiva, tiene que definir si una ley se ajusta a la letra y al espíritu de la Constitución. De eso se trata, justamente, la república. Argumentar que la Justicia tenía que fallar a favor del gobierno porque la ley había sido aprobada por el Congreso demuestra que no aceptan la división de poderes. Las declaraciones de los funcionarios oficialistas contra la justicia es lo más cercano que hemos estado a lo que podría definirse como un alzamiento contra la democracia republicana. Ellos acusaron a la justicia de alzarse contra la democracia, pero la realidad es que son ellos los que se están levantando contra el orden constitucional, argumentando que porque tuvieron el 54% de los votos, tienen derecho a hacer tabla rasa del orden institucional, de la división de poderes y desacatar los fallos de la Corte, usar los institutos de recaudación como mecanismos de intimidación y demás aprietes.
Como lo he sostenido en diferentes oportunidades. Ellos llegaron con el voto al poder y una vez en el poder utilizaron todos los recursos del Estado y el monopolio de la fuerza que le fue delegado para defender el derecho a la vida, a la libertad y a la propiedad de los habitantes. Utilizaron ese poder para avasallar los derechos. El ejemplo más claro que se me ocurre respecto al abuso en el uso del monopolio de la fuerza es no acatar los fallos de la justicia. Si los jueces no pueden ordenarle a la fuerza pública que el Ejecutivo cumpla con sus fallos, entonces la justicia queda en algo abstracto y se impone el autoritarismo.
Eso es lo que los sacó de quicio esta semana cuando los jueces ampliaron la cautelar. ¿Por qué? Porque hubiese sido muy grosero y evidente que hubieran desoído el mandato de la justicia, ya habrían pasado la raya de la tolerancia y se habrían levantado directamente contra la constitución nacional.
Pero lo que tal vez los tenga de más malhumor al gobierno, sea que el 54% que tanto esgrimen se haya transformado en historia. Hoy la gente ve que el famoso modelo hace agua por todos lados y siente el rigor de la inflación, la pesada carga tributaria y la falta de trabajo, mientras languidece la economía. El problema del gobierno es que ya no tiene los espejitos de colores para entretener a la gente con consumo artificial mientras viola el estado de derecho. Ahora solo le queda hacer estos fuegos de artificio con la ley de medios para tratar de esconder los problemas de fondo de la economía argentina, más la inseguridad y la destrucción de la infraestructura (rutas, sistema energético, trenes, etc.) sometiendo a la gente a viajar en forma inhumana y con riesgo para sus vidas. Esas son las cosas que la gente vive todos los días y el cristinismo cree que controlando a los medios y no permitiendo la libertad de expresión, podrán esconder los problemas como lo hacen con el IPC que publica el INDEC.
Habrá que ver qué decide la Corte Suprema de Justicia con el per saltun, tan criticado en la época de Menem. La realidad es que aquí no hay ningún riesgo institucional como para que no sigan el curso normal del proceso judicial. La Cámara les puso un primer límite. Ahora falta que la Corte les ponga un límite definitivo para que se quiten la careta y decidan si quieren levantarse contra el orden constitucional o aceptan acatar el estado de derecho.
Me animaría a decir que hoy es la Corte Suprema de Justicia la que tiene que decidir si se abre la esperanza de recuperar la democracia republicana u opta por dejarlos avanzar y terminar en una dictadura. Pero ojo, que si los dejan avanzar, también van a ir por ellos, porque no tienen amigos ni aliados. Solo usan a la gente y a las instituciones como material descartable.
El cristinismo parece seguir al pie de la letra la estrategia de Laclau, que en su libro La Razón Populista, tiene que dar todo un rodeo y volteretas argumentales para no decir directamente que él considera que un país se gobierno con bajo un sistema autoritario. Para no decirlo directamente, se enreda en un discurso sin rigor intelectual tratando de descalificar a la democracia republicana. Si logra descalificarla, por descarte queda el autoritarismo como forma de gobierno.
Al igual que Laclau, que mientras disfruta de la democracia inglesa y su pensión inglesa aconseja el autoritarismo para Argentina, el cristinismo tiene un discurso similar. No dice que quiere un sistema autoritario y tergiversa los argumentos para mostrar que ellos son democráticos, pero en el fondo desean imponer una autocracia. No lo dicen abiertamente porque saben que sería ampliamente rechazado por la población. Por eso esos ridículos discursos y argumentos.

Insisto, si la Corte les pone un límite, el oficialismo tendrá que decidir si sigue avanzando en el vamos por todo y anuncia abiertamente que en Argentina decidieron usar el monopolio de la fuerza para imponer una dictadura o frenan y comienzan a buscar en el mapa del mundo un lugar para sus exilios post kirchnerismo.
¿COMPRARÍA USTED ACCIONES DE EMPRESAS MANEJADAS POR LA CÁMPORA?
Con bombos y platillos el kirchnerismo acaba de sancionar otra ley regulatoria de la economía, en este caso la del mercado de capitales. Cuando uno lee esta noticia la primera reflexión es que están regulando algo que no existe. Para tener una idea de lo que están regulando: en octubre el promedio diario de acciones negociadas en la Bolsa de Comercio de Buenos Aires fue de $ 27 millones, algo así como unos U$S 4 millones diarios. En general la bolsa opera, en acciones, unos $ 30 diarios, al tipo de cambio verdadero, menos de U$S 5 millones por día. Una cadena de fast- food seguramente factura más por día que el volumen operado en acciones en la bolsa.
Para ir al corazón del problema cabe preguntarse lo siguiente: ¿para qué sirve el mercado de capitales? En rigor es algo más amplio que la Bolsa de Comercio. De todas formas podemos decir que el mercado de capitales permite que aquellos que tienen ahorros se los presten a los que demandan créditos, ya sea para consumir o bien para invertir.
¿Cómo puede el que tiene ahorros financiar al que quiere invertir? Una forma es haciendo un depósito en el sistema financiero y que éste lo preste a las empresas. La otra puede ser, por ejemplo, comprando acciones (se hace socio de la empresa) o bien obligaciones negociables que no son otra cosa que papeles por los cuales el ahorrista le presta a una empresa. En vez de emitir acciones y conseguir capital con nuevos accionistas, la empresa puede tomar deuda colocando obligaciones negociables. No va a los bancos sino directamente al ahorrista.
Ahora bien, para que pueda existir un mercado de capitales, el primer requisito es que haya ahorro. Que la gente quiera volcar al mercado para financiar consumo e inversión. El problema es que tanto se ha castigado a los ahorristas, tanto se ha depreciado el peso por efecto de la inflación que genera el Banco Central, tal es la voracidad fiscal y tal la debilidad de los derechos de propiedad, que el escaso ahorro que hay se fuga al exterior bajo diferentes formas o bien se va al colchón y se transforma en atesoramiento.
Pero aún aquellos que hoy día quieran comprar acciones saben que asumen el riesgo Moreno y del kirchnerismo en general. ¿Qué quiero decir con esto? Que si alguien compra una acción de una empresa que cotiza en bolsa, tiene en cuenta el alto riesgo que puede tener el valor de esa empresa en los caprichos de Moreno (precios de venta, exportaciones, importaciones de insumos, qué debe producir, etc.)
Es decir, la rentabilidad esperada no depende del negocio, en sí mismo, de la empresa, sino que está fuertemente influenciado por las arbitrarias medidas del Gobierno. Podríamos decir que el Gobierno hizo del mercado de capitales y del bursátil en particular, una timba, porque solo alguien con un alto grado de especulación puede apostar a hacerse socio de una empresa comprando acciones en un país en el cual la actividad empresarial está condicionada a los caprichos del Gobierno. Si el capricho beneficia a una determinada empresa, entonces el que compró acciones gana. Si el imprevisible capricho la perjudicó, entonces, pierde. No hay análisis de balance y del sector productivo que pueda prever las futuras utilidades de las empresas en una Argentina arbitraria en sus reglas de juego.
Pero hasta ahora hablé solo de la oferta de ahorro para invertir. El tema es si hay empresas dispuestas a colocar grandes emisiones de acciones u obligaciones negociables (con inflación es imposible calcular una tasa de interés en el mediano plazo) para invertir en un país donde los derechos de propiedad están siendo limitados cada vez más.
¿Quién se anima a invertir en un país con estas reglas de juego? Y menos ahora que el Estado pondrá “veedores” en las empresas con capacidad de veto y hasta podrá remover a los órganos de administración de la empresa. ¿Usted se imagina a un militante de La Cámpora dirigiendo una empresa privada de la misma forma que lo hace con Aerolíneas Argentinas? ¿Qué quedaría de sus ahorros invertidos en las acciones de una empresa controlado por los incondicionales militantes de La Cámpora?
En rigor, esta nueva ley de regulación del mercado de capitales no hace más que agravar la situación de un mercado que prácticamente no existe en la Argentina y, además, ahuyentar más inversores, que no quieran hundirse en un país donde el desprecio por los derechos de propiedad es cada vez mayor (un ejemplo es la ley de countries en la provincia de Buenos Aires).
¿A quién perjudica todo esto al final del camino? A la gente que vive de un trabajo en relación de dependencia. Los empresarios se irán a desarrollar sus negocios en otros lugares, los ahorristas seguirán fugando sus capitales, pero la gente se va a quedar sin trabajo porque cada vez serán menos las empresas que inviertan en el país. Y los trabajos que queden estarán mal remunerados por falta de productividad de la economía.
Lo que hoy se presenta como algo progresista y en defensa de los sectores más débiles no es más que otro ataque al futuro laboral de millones de argentinos y, en particular, compromete el futuro de los jóvenes que quieran incorporarse al mercado laboral. Verán que cada vez será más difícil conseguir un trabajo.
En síntesis: si el objetivo no confesado del famoso modelo es destruir la economía del país, pueden darse por satisfechos. Lo están logrando..
ENLACES/FUENTES:
http://economiaparatodos.net/
http://economiaparatodos.net/category/roberto-cachanosky/
¿Compraría Ud. acciones de empresas manejadas por La Cámpora?
http://articulos-interesantes.blogspot.com.ar/search/label/Argentina
http://www.perspectivaspoliticas.info/hackean-la-pagina-web-economia-para-todos/
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