Si hablamos de Bo Arne Vibenius sería imperdonable no mencionar su apartado como ayudante de dirección del maestro Ingmar Bergman, participó de forma activa en la creación de "Persona" y "Vargtimmen", además de trabajar junto a Bo Widerberg.
En
cambio su nombre, como el de todo secundario en la historia del cine,
ha pasado desadvertido para la gran masa de la cinefilia internacional,
pese a que en su filmografía constan tres títulos bajo su dirección.
De
esos tres títulos tan solo destaca al que hoy hacemos referencia, los
otros dos podrían hacernos dudar sobre si se trata del mismo director
que "Thriller...",
pero si nos centramos en la temática de sus obras percibiremos cierta
madurez en un autor que comenzó dirigiendo una película infantil con
gran carga de fantasía y finalizó dirigiendo dos thrillers donde
predominan la violencia y los continuos guiños hacia el Serie B,
que por entonces se encontraba en pleno auge en los Estados Unidos donde
cada noche numerosos cinéfilos abarrotaban las salas de los Grindhouse.
Como su
nombre indica se trata de un thriller, centrado en la venganza
perpetrada por Madeleine hacia aquellos que alguna vez abusaron de ella.
Partiendo de una trama estándar (simple, diría yo) Vibenius introduce
una serie de variantes sobre sus personajes que aumentan su
complejidad, e incluso facilitan la empatía del espectador hacia ellos.
Su propia protagonista no se limita a ser una mujer desgarrada, enfadada
con la vida que le ha tocado vivir, de hecho llegamos a comprender su
necesidad de venganza, pues su director se ha encargado de que vivamos
la misma vida en tan solo quince minutos de metraje, desde su violación
(tras la que quedó traumatizada y muda) hasta su secuestro y posterior
suicidio de sus padres; todos acabamos poseyendo la misma sed de
venganza que Madeleine.
Esto
se debe a una simple pero eficaz y talentosa narración. Simple porque
emplea la estructura narrativa tradicional, dividida en tres partes
claramente diferenciadas y siendo la primera la introducción y
presentación de los personajes, la segunda el nudo o desarrollo en el
que pasamos de la sórdida escena del ojo hasta que Madeleine prepara su
venganza y por supuesto la tercera, la consecución de la venganza.
Pero el talento de Vibenius eleva
la simpleza de partida hacia una complejidad vibrante con continuas
secuencias que se suceden a una velocidad adrenalítica y que hacen de la
parte intermedia del metraje un alarde de ritmo narrativo, en cambio se
ve lastrado por cierta pérdida de fuerza e incluso reiteración en su
parte final, debido al afán de su director por mostrar cada escena de
acción en cámara lenta.
Convierte
aquella parte en la que predomina la acción en un pausado y
desesperante tramo cuyo resultado supone un alargue innecesario de
metraje a costa de la atención del espectador.
Si nos
centramos en su puesta en escena, rápidamente percibimos que se trata de
una producción propia, pero pese a ello no desentona con la historia,
facilitando cierta atmósfera deprimente en la que además tan solo se
emplearon unos cinco escenarios distintos, siendo la gran mayoría
espacios exteriores de carácter público.
Además,
fruto de esa falta de solvencia económica posee una fotografía
descuidada, en la que predominan colores pálidos, que ayudan nuevamente a
alimentar esa atmósfera fría y deprimente.
Sus
actuaciones son geniales, si bien es cierto que carece de diálogo gran
parte del film, hay que resaltar la mímica actuación de su actriz
protagonista, Christina Lindberg, pese a que no posee una gran
belleza su actuación adquiere una fuerza mayor gracias a su mirada
aterciopelada por momentos y vengativa, sufrida en otros. Me recuerda a
algo que dijo Jess Franco en una entrevista hace unos años,
afirmó que pese al erotismo que poseían sus actrices esto no era fruto
de sus cualidades físicas, pues la mayoría de ellas eran mujeres
corrientes, sino a la fuerza de sus miradas, he aquí donde se ubica la
mayor fuente de riqueza de una actuación.
Algo similar empleó Vibenius, solo que elevó este hecho hacia un nivel mayor, arrebatándole el habla a su protagonista, de lo que se aprovechó Lindberg.
"Thriller..." destaca como un film notable, una excepción poco común en la Serie B
donde puedes encontrar obras magníficas y detestables, cargada de
talento narrativo, visual e interpretativo, con algunas escenas de gran
proeza creativa. Uno de esos títulos que envejecen con estilo, aquellos
que con el paso de los años se convierten en títulos de culto,
aprendizaje de futuros cineastas y abatimiento de aquellos a los que nos
fue privado el talento.
"Me gustan las mujeres que no hablan mucho, pero tú impusiste un nuevo estilo."
ENLACES/FUENTES:
http://ricksclub.blogspot.com.ar/2011/08/thriller-they-call-her-one-eye.html
http://silverferox.blogspot.com.ar/2011/12/they-call-her-one-eye-aka-thriller-bo.html
http://silverferox.blogspot.com.ar/
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