jueves, 1 de noviembre de 2012
Votos para todos
A la hora de hablar de política algunos no entienden de qué se trata: en nuestro país se los llama políticos. La manga de impresentables que detentan cargos públicos por el oficialismo o por ese buque fantasma que llamamos oposición, ha llevado la politiquería berreta y barata a niveles tan incomprensibles que aún no entienden -ni opositores, ni oficialistas- qué es lo que nos interesa como ciudadanos que pagan impuestos contra su voluntad. El arribismo no es una cuestión que yo critique, dado que todos tenemos derechos a nuestros quince minutos de kirchnereo de fondos públicos en el Estado, pero de ahí a que se permita que cualquier cuatro de copas se siente frente a un micrófono sin haber invertido previamente en un foniatra, es como mucho.
Lorenzino, que debería ser investigado por integrar -junto a Abal
Medina- una asociación terrorista que busca exterminar a la lengua
castellana, se coloca en guerrillero de Etiqueta Negra para asegurar que
no le pagarán un mango a esos garcas que nos financiaron en otros
tiempos, y que ahora pretenden cobrar lo que les corresponde. El Jefe de
Gabinete, que tiene menos calle que Laferrere después de la tormenta,
cada vez que abre la boca dispara dos o tres conflictos y cientos de
carcajadas, mientras que su padre se pregunta si realmente será hijo de
él. Boudou, que cuando lee sus propias declaraciones debe recurrir a un
diccionario para saber qué quiso decir, se suma a un listado de
energúmenos con más ganas de justificar mediante el ataque y/o la
retórica de pasados incomprobables, que mediante la defensa y la
explicación. De todos modos, todo tiene lógica: si aplauden todas y cada
una de las burradas que dispara consuetudinariamente la Presi,
tranquilamente pueden sentirse habilitados para seguirle el rumbo. Y si
bien a Cristina podrán imitarla, pero jamás igualarla, algunos le ponen
empeño. Como Diana Conti.
La ex-secretaria de Derechos Humanos del gobierno de De La Rúa, sostuvo
que la alternancia en el poder es para los giles, que la democracia boba
no sirve y que la mejor forma de salvaguardar a la república es
mantener a Cristina hasta que camine agarrada del suero y con la chata
incorporada. Según Conti, no está bueno obligar a que el ciudadano tenga
que elegir entre personas que no les genera interés. Paradojas de la
historia, así llegó Nestor Kirchner a la presidencia. Este último dato
no es menor, porque es el que nos revolean por la cabeza bajo el disfraz
de "¿Y si no es a Cristina, a quién votás en 2015?" A esta altura, soy
capaz de votar a Jorge Porcel Junior, pero reconozco que los límites del
resto son un poquito más rígidos. De todos modos, el oficialista, al
atemorizar mediante la retórica de que no hay opciones, se olvida de que
ellos existen porque no había opciones. No es una cuestión de
incoherencia, es una cuestión de negación: en el fondo saben que
cualquiera puede llegar y que al pueblo se le acaba el amor a una
velocidad directamente proporcional a la rotura testicular.
Ante este panorama, los que tienen un poquito más de experiencia se
abren, se abrieron o están a punto de tirarse del auto en movimiento.
Salvo contadas excepciones, como los herederos de la Alianza -Garré,
Conti, Abal Medina, Giorgi y compañía- el resto de los talibanes no
entendieron en qué consta el arte de sobrevivir, recauchutarse, y
aparecer rozagante en un nuevo gobierno. Por eso no les va lo de bajar
un cambio, pensar, poner paños fríos y continuar. Acá, la técnica para
enfrentar el recalentamiento del auto consiste en acelerar al mango, con
la esperanza de que el viento enfríe. Y si en el medio se llevan puesto
a varios, es un precio que hay que pagar por el bien de la sociedad,
bien que radica en no saber a dónde hay que llegar, pero hay que llegar
rápido, a 200 por hora, a campo traviesa.
En este sentido, el ataque verborrágico que tuvo Andrés Larroque en la
sesión de anoche, es un botón de muestra de lo expresado. En una sesión
pedorra, en la que los diputados se dividían entre los que estaban a
favor y los que no estaban en contra, su exposición estuvo más
desubicada que Cristina hablando de pobreza. No había necesidad de pegar
tremenda patada mientras se ganaba por goleada. Con sus afirmaciones,
carentes de todo sentido, buscó culpar a la oposición por sus propios
traumas adolescentes de presidente del Centro de Estudiantes del
Nacional Buenos Aires, a quien los únicos que le dieron bola en ese
entonces, fueron los diarios Clarín y La Nación cuando lo ponían como el
ejemplo de que los jóvenes se interesaban por la política en la década
del noventa. Parece que a Larroque le chocó que colocaran a los
adolescentes como "un mercado de dos millones de votos" y, a los gritos,
afirmó que no son mercancía, sino sujetos pasibles de derechos,
mientras tildaba a la oposición de "mercenarios de las corporaciones" y a
los del Frente Amplio Progresista los acusaba de "narcosocialistas."
Evidentemente, todo se trata de una afiliación partidaria: no es lo
mismo un gobierno provincial socialista con un Jefe de Policía prendido
en la joda, que un gobierno nacional kirchnerista con un aeropuerto
militar que oficia de distribuidor de merca hacia europa. No es igual un
policía cómplice, que una base aérea sin control. Tognolli es un
narcosocialista, los hermanos Juliá son Narc & Pop.
Si bien el Cuervo no aclaró a cuáles corporaciones se refería en su
acusación, podemos deducirlo por el sencillo hecho que los mercenarios
de las corporaciones mineras y sojeras están todos aplaudiendo a
Cristina. En cuanto a su manifestación de que los jóvenes no son
mercancías y que el oficialismo los ve como seres humanos pasibles de
derechos, uno podría entrar en un colapso neurológico. Es el mismo
oficialismo que repudia cualquier práctica antiabortista, a pesar de que
la normativa internacional en materia de derechos humanos le reconoce
al nonato el derecho a la vida desde el momento de la fecundación.
Independientemente de las apreciaciones subjetivas respecto del aborto
-no es un tema que me interese debatir en esta nota- lo interesante
radica en que la única verdad valedera es lo que el oficialismo
considera como tal. En ningún momento se puso en duda que un humanoide
bípedo, con capacidad de expresarse -medianamente- de forma verbal, y
una edad comprendida entre los 16 y 18 años, sea un ser humano. Si bien
podría haberse debatido sobre este punto y llevar al Congreso a algún
representante de las tribus urbanas "eh amigo" y "eta tó piola", nadie
puso en duda de que se traten de seres humanos, con derechos y
limitaciones en su capacidad de acción. De hecho, sacando a dos o tres
kamikazes, nadie cuestionó la idea de lo que ellos llaman voto joven, y
que en realidad debería considerarse voto adolescente.
Sin embargo, el Cuervo Larroque -un joven que ya está más cerca de los
problemas de próstata que de las eyaculaciones nocturnas- no se quería
quedar con las ganas de defender el proyecto, aunque en frente no
tuviera a nadie. Recordó la voluntad del Nestor de los últimos días -el
que a la hora de la reforma electoral no se acordó ni por asomo de las
divisiones inferiores del electorado- y aseguró que el mejor lugar para
los jóvenes es la política. Uno que ya ha transitado por situaciones que
marcan otras prioridades, tiene la sensación de que el mejor lugar para
un pendejo es aquel en el que pueda generar sus propias herramientas
para poder llevar una vida medianamente sin privaciones el resto de su
vida y, preferentemente, dentro de los amplios márgenes de la ley, pero
esta idea engrosa el listado de motivos por el cual no comulgo con el
oficialismo.
Como persona politizada, cae de maduro que me gusta el mundillo de la
política y celebro la militancia desinteresada y a voluntad. El temita
es la propuesta. Si lo que se propone es que los pendex tengan mayores
libertades a la hora de participar, y esto es acompañado de una
educación consecuente con el fin propuesto, levanto las dos manos para
decirles que estoy a favor. Si en cambio se busca arrimar a los chicos a
un alineamiento que entiende a la política como una corporación, paso.
Afirmar que el mejor lugar para los pibes es la política, es desear que
todos estén en ella. Y si por política se entiende una corporación cuya
única forma de vida es laburar en el Estado, para el Estado o en alguna
empresa del Estado, estamos al horno.
Pero ya está, de nada sirvió que se ofendieran por los gritos del ladri
de Larroque, si en definitiva, iban a votar a favor. Luego de escuchar a
Gil Lavedra -que ya tiene más de lo primero, que de lo segundo-
quejarse de que estaban a favor del voto joven en su generalidad, pero
que el trato recibido de Larroque fue una inmoralidad, propongo la
abolición de la moral y la supresión de su vocablo del diccionario. Por
ahí, en una de esas, a estos energúmenos les pinta la buena onda y
empiezan a comportarse en el marco de la ética y no en el de los buenos
modales y ahí empiezan a oponerse por ideas, y no por buena educación.
Y así fue, a grandes rasgos, como anoche vivimos una mini representación
de la realidad argentina de hoy. El kirchnerismo provocando a quien le
habría votado a favor, la oposición rajando mientras acusa de fascistas a
los que iba a acompañar con el voto. Divinos. Después se preguntan por
qué la gente sale a la calle a reclamar por cosas de las que tendrían
que encargarse los ladris que han sido votados.
Jueves. "Cuando alguien nos pregunta qué somos en política o,
anticipándose con la insolencia que pertenece al estilo de nuestro
tiempo, nos adscribe a una, en vez de responder, debemos preguntar al
impertinente qué piensa él que es el hombre y la naturaleza y la
historia, qué es la sociedad y el individuo, la colectividad, el Estado,
el uso, el derecho. La política se apresura a apagar las luces para que
todos estos gatos resulten pardos." José Ortega y Gasset. La Rebelión de las Masas.
ENLACES/FUENTES:
http://www.relatodelpresente.com/2012/11/votos-para-todos.html
http://gustavocravenna.blogspot.com.ar/
http://riverocopernico.blogspot.com.ar/
http://camporacapital.blogspot.com.ar/search?q=larroque
http://seniales.blogspot.com.ar/
http://valijeros.blogspot.com.ar/
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